Resulta acuciante realizar una reordenación del sistema de transporte público; el anuncio del gobernador Kuri, más allá de si políticamente le es conveniente o no, es de interés público y de apremiante atención, los continuos enfrentamientos entre conductores, el incremento de accidentes, las neurosis, los atropellamientos y los efectos devastadores de la ciudadanía en su diario vivir obligan no solo a dar explicaciones sino a presentar soluciones exprés que ayuden a bajar los niveles de un mal humor social que ya impacta en las relaciones interpersonales entre ciudadanos.
Echarle la culpa al pasado es tanto como decir que el PRI robó más. En los últimos 30 años han sido 24 años de gobiernos panistas por sobre seis de priistas, y en todos ha quedado evidenciado que la infraestructura, por sí sola, no sirve para transportar pasajeros, mejorar la imagen urbana solo acarrea costos excesivos que no abonan a la solución, el propio Secretario de Obras Públicas reconoce que la obra de 5 de Febrero no resolverá el problema del tráfico de la ciudad, aún y con el carril confinado al transporte público; el problema de fondo se encuentra en el propio servicio que prestan las empresas concesionarias y que nadie ha querido enfrentar con decisión.
Somos víctimas de un sistema de transporte publico deficiente, el enmascaramiento del mal funcionamiento y las incidencias graves que hemos visto en redes sociales han rebasado por mucho a los sistemas de control, a la planificación correcta o la ausencia de esta, a la falta de control de los operadores y a la desatención al usuario. Las empresas y el gobierno deben de entender que se enfrentan a usuarios no a clientes que requieren de una política con mística de servicio y atención al público, que no deben suponer que el transporte público es utilizado sólo por la clase baja o que los espacios urbanos no pertenecen a las personas.
El servicio de transporte público masivo, fomenta la convivencia democrática de la población, interrelaciona a comunidades, al margen de clases sociales y diferencias económicas, por ello resulta importante que las denuncias de un mal servicio se trasladen como demandas a la administración a través de reclamaciones, que no es lo mismo a quejas o sugerencias, ya que es el mismo sistema quien ha tratado de despojarle al ciudadano su derecho a manifestar su disconformidad al minimizar las vivencias en los traslados.
El deterioro del transporte público lo vemos todos y es de reconocerse la actitud del gobernador Kuri presentando una oferta de transporte adecuada y atractiva, pero mientras no se tome verdaderamente al toro por los cuernos en una rápida ejecución y enfrentando con temple a los concesionarios, los cuales lógicamente no tienen interés en desvelar los incumplimientos y deficiencias en la prestación del servicio, nada habrá de mejorarse, por el contrario tenderá a empeorar en una ciudad en la que el transporte y la movilidad son ejes clave.
Todos tenemos el derecho a planificar nuestros trayectos y por consecuencia nuestra vida diaria, lo que se pide son soluciones claras, que no sean temporales o contradictorias y que lo que hoy se presenta no traiga a la larga nuevos problemas. El ciudadano no tiene inconveniente en dar un voto de confianza pero este no durará mucho si en el corto plazo no ve mejorías que mitiguen su peregrinar. Las consecuencias políticas por entrarle al tema no deben confundirse con la obligación de gobernar y de privilegiar a quienes tienen la necesidad de usar el transporte público.
Ulises Gómez de la Rosa
Presidente Estatal de Acción Sí AC
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