Desde la Izquierda ; Jueces a votación

Las democracias constitucionales tienen un contenido particular, substancial, son capaces de organizar y limitar el poder político de un Estado, que permite desplegar relaciones de igualdad y justicia para defender la soberanía popular debiendo estar apalancada en un principio fundamental que es la aceptación de la mayoría.

Mucho se ha discutido de que necesitamos una transformación profunda de las prácticas políticas, jurídicas y de políticas públicas. La Constitución de 1917 ha tenido que ser adecuada en múltiples ocasiones por diversos regímenes, de derecha y ahora de izquierda, para adecuarlo democrática y socialmente, desmaquillando así la realidad autoritaria y de desigualdad que lo caracteriza.

Se ha argumentado que en nuestro país existe una alternancia del PRI al PAN y a Morena más no una transición, la cual implicaría desvanecer los desbalances de poderes, las injusticias, los desequilibrios y los cambios de fondo en las estructuras de poder, para llegar a eso se requiere transformaciones políticas y prácticas concretas, traducir las normas en realidades con acciones desde diferentes ámbitos de la vida social y política. A López Obrador se le podrá acusar de muchas cosas pero lo que no se le puede reprochar es que está en busca de esa transformación del poder.

La reforma al Poder Judicial es parte de esa transición, hoy goza de una mala reputación en todos sus niveles, ha sido muy mediático las malas actuaciones judiciales con casos mal resueltos, escandalosos o liberaciones de delincuentes con procedimientos mal substanciados, con prácticas deficientes o por simple corrupción, sin que el mismo Poder Judicial pueda revitalizar su responsabilidad frente a la andanada de críticas que surgen desde todo tipo de opiniones y trincheras, sobre todo aquellas que evidencian sus altos privilegios muy por encima de cualquier otro poder y que son muy ofensivas para los ciudadanos.

Percepción es realidad, directa o indirectamente las encuestas exponen el sentir ciudadano y no ayudan en mucho a un Poder Judicial cada día más desacreditado y deslegitimado, muy alejado del pueblo y más cerca de la visión conservadora, más de la mitad de la población no les tiene confianza. La única manera de rescatarla es eligiendo por voto ciudadano a los más capaces y a los más honestos. Difiero de las expresiones de la Presidenta del TSJQ Mariela Ponce en el sentido de que “un procedimiento electivo dejaría en vulnerabilidad a los jueces, magistrados y ministros poniendo en riesgo su independencia por hacer campaña, generar convencimiento y obtener votos”

Que fácil ha resultado para esa élite conseguir un cargo mediante un proceso de cabildeo con las estructuras del poder a espaldas de los ciudadanos y sin poner en riego su patrimonio; una comida, una buena relación, un acuerdo de poder, una cuota de partido, pertenecer a una familia acomodada o incluso un soborno son la ruta más cómoda para moverse entre una camarilla deliberativa sin tener que gastar recursos propios en una campaña, someterse al escrutinio cruel, despiadado y sincero de los ciudadanos, salir a la calle a convencerlos que son los mejores y los más aptos para el puesto y obtener una mayoría sobre sus adversarios en una campaña entre iguales. No se pueden tener resultados diferentes haciendo siempre lo mismo, si queremos una transición real esta es una buena oportunidad de cimbrar al poder democratizando a Ministros, Magistrados y Jueces.

Ulises Gómez de la  Rosa 

Presidente Estatal de Acción  Sí AC

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