Voz de la Sierra

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Desde la Izquierda; El efecto mítin

 

 

En política siempre habrá variaciones, los modos y las formas de hoy obligan a involucrar más a los ciudadanos. Sin duda tenemos una sociedad más politizada que en el pasado, hay mayor conciencia de lo que está en juego y está decidida a participar cada vez con menos miedo a las represalias o a las consecuencias y cada día con mayor decisión a expresar sus miedos, sus demandas, sus anhelos, sus exigencias o a definir con claridad su posición política.

 

Los tiempos de la política están muy adelantados, es claro que el modelo impuesto por López Obrador domina la agenda pública, obliga a todos los demás a ir ajustando su estrategia electoral conforme el gobierno va actuando, pero con un efecto importante, todos han tenido que recurrir al involucramiento directo de la sociedad para tener eco y respaldo a sus respectivas posiciones, la simple publicidad no ha bastado.

 

La expresión generalizada siempre será buena, sin embargo creo que poco se ha reparado en las consecuencias de que la política se viralice a nivel de ras de tierra, el salir a la calle, justificadamente o no, trae como resultado un detonante de la conciencia social colectiva que politiza de más los temas de importancia, en donde antes era un espacio privilegiado de una élite hoy lo ha tomado por asalto el pueblo.

 

Dos marchas en defensa del INE, dos en apoyo al proyecto de la 4T, el 8M y una más de los militares, todas grandes concentraciones, candentes y muy mediáticas que vienen a sumarse a las famosas consultas del aeropuerto, de la revocación de mandato o la de los expresidentes; todas estas expresiones tienen un elemento en común, están llenas de una alta volatilidad social.

 

Los tonos de las discusiones entre seguidores y detractores van subiendo de tono en todos los espacios con cada acción u omisión del gobierno, las mañaneras son referentes de un auditorio propio de la 4T pero también son el material base de la acción de la oposición que evidencia ya una confrontación entre sociedad civil y el pueblo organizado.

 

Lo que tanto pedía el Presidente de que fuera máscaras lo ha tomado muy a pecho la ciudadanía, en esa expresión se ha arropado todo mundo para adoptar incluso los adjetivos de fifí o chairos marcando así, no solo las diferencias sociales, sino la pertenencia política a un bando u otro; lo peligroso de este asunto es que pudiera salirse de control, una confrontación en una de esas marchas puede ser un detonante que traiga como consecuencia un Estado de Excepción.

 

Los extremos siempre serán malos, una situación sin control puede ser la excusa perfecta para declararlo por una situación especial en la que el Presidente puede ejercer su facultad de determinar a un enemigo público e incluso trascender, si es necesario, a un estado de Sitio con el fin de proteger el bien público. Más nos vale a todos, simpatizantes o no, controlemos los ánimos y optemos mejor por una reconfiguración de las redes partidarias, por la transformación de los liderazgos y sus anclajes sociales, por la articulación de organizaciones de base para moldear las formas de hacer política en una coyuntura clave en la historia del país en donde resulta vital el cómo vincular a los ciudadanos con las instituciones diseñadas para representar sus intereses. En suma prudencia de todos para vivir en un Estado de Derecho pleno y en paz.