Los movimientos universitarios y las luchas de sus estudiantes se van expandiendo en tantos horizontes haya como sociedad, fueron históricas al defender su autonomía y sus libertades, en contra del imperialismo, el militarismo, del régimen autoritario, a favor de la democracia, es tan disímbola y va creciendo conforme va evolucionando la misma sociedad. Hoy surgen temas que calan hondo: paridad de género, violencia contra ellas y el acoso sexual es algo que ya no puede tratarse superficialmente y mucho menos ignorarse.
El tema de la UAQ tiene fuertes cimientos, lo reconoce la misma autoridad universitaria, es legítima, es pura, es desinteresada, no tenía tintes políticos pero ya le dieron tiempo de contaminarse, ¿es una provocación a la Rectora? de inicio parecía que no, aunque en la periferia del gobierno, llámese estructuras del PAN, si politizaron el asunto, ¿es producto de las intenciones políticas de la Rectora? tampoco, pero para allá apuntan todos los misiles. Aguas, el tiro podría salir por la culata ya que al ser una demanda delicada, vigente y muy difundida se ha convertido en un foco de atención que puede expandirse a otras instituciones educativas que padecen la misma violencia de género y que se mantiene oculto; por lo pronto en la universidad nació como la expresión nítida del hartazgo, del miedo, de la frustración, de la insensibilidad de las autoridades que no han tenido el tino de atender diligentemente las denuncias, hoy la cosa ha cambiado.
La Rectora Teresa García, no tuvo empacho en dar una disculpa y poner su renuncia sobre la mesa con algunos asegunes, pero tampoco a los estudiantes se les hace mérito con las explicaciones banales, superficiales o excusatorias, olvidan que el principal actor de esta crisis universitaria está sincronizada con las crisis sociales que nos sacuden como país y nos aquejan como humanidad.
Hoy los estudiantes se mueven, ajustados a las nuevas realidades que vivimos, muestran sus preocupaciones que, a menudo, suelen ser más concordantes con las aspiraciones que tenemos como sociedad que políticas. Hoy han sido solidarios con una causa en común que es la mujer, el problema es complejo, como lo es una sociedad global de la que el movimiento estudiantil refleja esas tensiones.
Estamos frente a un caso ejemplar: se hace estallar un problema, desde luego existente, el mensaje de esta manifestación es poderoso, no dependía de ninguna otra demanda o si el activismo político y sus características son incomprensibles para la sociedad o a la coyuntura política, el movimiento nació tan fuerte que fue capaz de transformarse, encerrarse en sí mismo y de abstraerse de la sociedad para lograr sus objetivos. De ahí que no les importa si se politiza o no, la causa de inicio es justa y con eso basta para tener la fuerza necesaria para ser atendida y trascender a la sociedad; el otro tema está en los que quieren sacarle raja al asunto.
No tengo memoria de un paro de estudiantes de la UAQ en los últimos años, pero es evidente que aún anida en ellos la frase de Salvador Allende que dice, “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Cuando un estudiante entra a la universidad ya está en otro mundo y goza de amplias libertades democráticas, la esperanza de este país está en su clase estudiantil, en la universidad pública, no en la clase política, no permitan que los contaminen.
Ulises Gómez de la Rosa
Presidente Estatal de Acción Sí AC
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