Voz de la Sierra

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#Especial8M | La violencia a las mujeres no acaba con la muerte

Historias que se tejen en una sociedad corrompida donde la víctima se convierte en victimaria y deja una herencia de maldición para sus generaciones. 

Tamara Medina

8M, un movimiento donde millones de mujeres salen a protestar y alzar la voz para erradicar la violencia que se ejerce en contra del mal llamado “sexo débil”, un acto que hermana buscando soluciones; pero que, al parecer, no ha tenido el eco necesario para crear conciencia y entender lo que es la verdadera violencia ejercida a la mujer.

Historias se cuentan por millones, cada caso es diferente. No solo son los golpes, no solo se ejerce violencia del hombre a la mujer, o se calla con la muerte; muchas están marcadas por la violencia desde su gestación, son violentadas por otras mujeres que a su vez también tienen una cadena de abusos a cuestas, otras muchas pasan de ser víctimas a victimarias.

Mayra N. con 27 años, un hijo de 10 y pagando una condena por 77 años de prisión en una de tantas cárceles que encierran más que personas, guardan almas que purgan haber sido engendradas desde la violencia y desde sus primeras horas de vida no conocer un ambiente de amor que toda persona debería de tener.

Mi madre me dio la vida y ella misma me la quitó”, reflexionó en el podcast de Sakia Niño de Rivera “Penitencia”, Mayra cuya historia es desgarradora y su protagonista revela los abusos que sufrió desde el vientre, donde siendo una niña conoció la bajeza humana de quien se supone deben de cuidar, orientar y proteger: sus padres.

Sin embargo, ellos mismos vivieron el infierno que deja huella en sus generaciones. Mayra está acusada de intento de feminicidio en contra de su madre, tías y abuela. “Me vengué de todo lo que me hicieron (…) me quemaron y yo las quemé, me golpearon y yo lo hice”, cuenta a Sakia en una entrevista que resquebraja, donde es difícil juzgarla, pues sus antecedentes la pondrían como quien sufrió mil vejaciones, sin saber a ciencia cierta en qué momento se convirtió en victimaria o si solo fue por un instinto de supervivencia.

Hoy las mujeres tienen que acudir a páginas de redes sociales como Facebook, para preguntar acerca de hombres con los que piensan salir o están comenzando una relación en alguna de las aplicaciones de moda como “Parejas de Facebook», «Bumble» , «Tinder» , entre otros. La gran mayoría se lleva decepciones, entre que son perfiles falsos, que a muchas las han estafado y otros tantos tienen ya un compromiso.

Cada vez es más difícil compartir la vida con alguien, las mujeres se han vuelto vulnerables por tratar de encontrar el amor. “Hace tiempo conocí a un tipo, platicamos y después de un tiempo por fin nos conocimos en persona, se supone que ya éramos novios y a la tercera salida, me robó dinero y algunas joyas, no volví a saber nada de él, pues todo lo que me dijo era falso”, cuenta Amalia.

Cerca de las 3 de la mañana una mujer se encuentra en un sitio frío, con una vibra de dolor, angustia y mucha desesperanza; Fiscalía 4, le llaman. Fue golpeada por su pareja, quien a empujones la sacó del domicilio conyugal, “vine a levantar un acta por los golpes, pero más que nada para que me entregue a mis hijos. Él se los quedó, no quiero que les haga daño como a mí”, menciona entre lágrimas, tal vez no por el dolor de tener casi una oreja partida por la mordida que le dio quien juró que la amaría y la cuidaría siempre, su angustia y desesperación era poder proteger a sus hijos de 6 y 8 años. Niños que ya están en contacto con la violencia ejercida por las personas a quienes ellos aman: mamá y papá.

Mujeres en Querétaro que no han aparecido y siguen buscando: Renatha García Buenrostro, desaparecida el 23 de febrero de este año, Edlen Cataleya Parada Gómez, desaparecida el 13 de febrero 2025; María Guadalupe Muñoz Martínez, desaparecida el 30 de enero 2025; Diana Flores Diez Marina, desaparecida 23 de enero 2025; Salma Nochebuena Rivera, desaparecida el 22 de enero del 2025. Otros nombres que mantiene la Fiscalía General del Estado son: Luisa Díaz, Anahí Luciano, Itzel y Michelle Memertizo, Karina Plaza, Kimberly Suárez, Esmeralda Castañeda, Joselyn Hernández, Lizbeth Sánchez, Guadalupe Bautista, Esperanza Pérez, Concepción Aguilar, Isis Ramírez, Roxana González, Guadalupe Moreno y Mariana Gallardo.

Pero en México son millones, muchas por desaparición forzada, otras ejerciendo violencia vicaria, muchas más engañadas, otras son vendidas y muchas más tristemente desvividas. ¿Cuánto más falta para poner un alto a la violencia que hay en contra de la mujer? ¿Qué se necesita para lograr tener una igualdad? Son preguntas que a diario se hacen a las autoridades, pero han quedado en el aire.

Desde la ignorancia, la falta de oportunidades y la cadena generacional de hogares donde el machismo impera, “tú eres mujer, a ti te toca servir a los varones del hogar, a ti te toca callar, es tu cruz”, y tantas frases que se escuchan, no de un hombre, sino de una mujer a sus hijas a sus nueras, a sus nietas, porque a la vez ellas así fueron criadas, ¿cuántas generaciones más faltan para que esa maldita cadena se rompa desde la raíz?

Pero no solo quienes no tienen escuela sufren la violencia en cualquiera de sus formas, incluso entre las mismas mujeres que tienen una posición más “elevada”, la violencia es un mal que se pega en las paredes y que carcome el alma. Ojalá desde la primera etapa de la vida escolar de los niños existiera una materia obligatoria de inteligencia emocional, “puedes ser muy exitosa en tu profesión, pero no en tu vida personal».

«Cuando hay carencias afectivas se crean huecos emocionales que te hacen ponerte en charola de plata, para que otros abusen de ti”, refiere la psicóloga Astrid Guzmán quien indica que millones de mujeres con gran éxito en los negocios, con ascendentes carreras y con una posición económica privilegiada son víctimas de la violencia.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, recordemos cuál es la verdadera esencia de este día: fortalecer el avance en la igualdad de género, defender los derechos de toda mujer, eliminar la violencia, la desigualdad, la discriminación en contra de las mujeres y como mujeres respetarnos las unas a las otras en criterios, costumbres y otros puntos de vista, aunque sean diferentes.

Pero, sobre todo, para quienes crían hijos: no eduquen hijos machos, insensibles y tiranos, tampoco eduquen mujeres sumisas, e inculquemos como madres el respeto, la dignidad y la empatía para con todos los seres humanos, sean del género que sean. La verdadera libertad emocional y la erradicación de la violencia que cada año aumenta en contra del sexo femenino, comienza en nuestra primera comunidad, nuestro hogar, el cual debe ser un sitio seguro para todas.