Los unió las concertacesiones en los 90as, producto de ello el ala revolucionaria del PRI fue desplazada por el neoliberalismo, los tecnócratas abrazaron con júbilo las políticas de derecha olvidando con ello la justicia social. De ahí en adelante fueron juntos con las reformas económicas, las electorales y años después firmaron el Pacto por México, al que se les unió un PRD desmemoriado. El PAN y el PRI se conocen bien, se alternaron el poder y se ayudaron mutuamente en los fraudes, el jefe Diego quemó la evidencia del 88 y en el 2006 el PRI le regresó la cortesía facilitando el acceso al poder a Calderon.
Juntos nos regalaron devaluaciones y rescates bancarios, durante décadas aprendieron a convivir y a sobrevivir políticamente, finalmente el PRI logró expulsar a su ala izquierda y a los de centro los convenció de que el neoliberalismo era la solución a la pobreza, nada más alejado de la realidad. El PAN por su cuenta hizo lo propio, en los acuerdos grandes, en los importantes, nunca se interpusieron sus diferencias ideológicas, su visión de país y sus intereses económicos caminaron agarrados de la mano derecha y ultraderecha.
Las circunstancias los ha hecho inseparables, la llegada de Morena al poder los arrinconó quitándoles privilegios y espacios de poder. La hecatombe llegó no solo a impactar a los políticos o a los partidos, les llegó a todos aquellos que vivían al amparo del viejo régimen que veneraban y normalizaron un sistema corrupto que daba y repartía a manos llenas a quienes profesaban sus reglas con un método acomodaticio que se heredaba de padres a hijos.
La izquierda nucleada en el progresismo moderno de Morena obliga a un ejercicio más de comparsa, el Frente Amplio por Mexico es la viva expresión de quienes buscan regresar por sus fueros amparándose bajo el concepto de Gobierno de Coalición, que no es otra cosa que la repartición del poder entre aquellos que buscan aliarse sin ningún otro objetivo que no sea combatirle a Morena una elección sin tener un proyecto de Nación, solo la búsqueda del poder por el poder.
La estrategia es clara, es tratar de generar la percepción de que es posible que Xóchitl sea competitiva y que tiene base social, pero el gran problema que enfrentan es que no tienen un programa común que invite a otros a sumarse, como MC, y le ofrezca al electorado certeza con respecto a lo que vota, están concentrados solo en la simple idea de desterrar a López Obrador del poder sin más argumento que el odio a su persona, limitándose a una plataforma para competir en las elecciones sin asumir sus culpas, sin pedir perdón por sus excesos y sin garantizar que no regresaran a las mismas prácticas que dañaron mucho a la Nación, de ahí que nazca muerta la intentona.
De todos es sabido la fuerte crisis de representación y legitimidad que enfrentan los partidos políticos, pero dentro de esa crisis los más defenestrados por el electorado son el PRI y el PRD que no alcanzan a entusiasmar ni a su voto duro, siendo además que la gran mayoría de sus propuestas son impresentables, que se inscribieron sin tener la más mínima posibilidad de competir seriamente, solo lo hicieron para ver en donde se acomodan con premios de consolación. Así de hueco el proceso que pretende imponer a Xóchitl, la clase media y alta de Querétaro que fueron a sus eventos se encuentran en medio de una ficción política.
Ulises Gómez de la Rosa
Presidente Estatal de Acción Sí AC
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