Hay de éxodos a éxodos, algunos de significado simbólico y espiritual y otros que tienen causas y efectos que representan la liberación de la opresión o la promesa de un nuevo comienzo en busca de una mejor calidad de vida. Etimológicamente la definición es clara, “ex” hacia afuera y “hodos” camino, se trata pues de emprender un camino en razón de una fuerza mayor.
La historia de los éxodos políticos es corta en México pero muy emblemáticas, en 1992 fue la “Marcha por la Dignidad” del Dr. Salvador Nava en San Luis Potosí, el resultado fue que Fausto Zapata del PRI renunció a su cargo; así la historia dejaba un primer antecedente importante basado en la protesta social, con caminatas que dejaban testimonio de un humor social que llegaba a su límite.
La historia se repitió en 1994, López Obrador inició su “éxodo por la democracia”, un movimiento para exhibir el fraude electoral en Tabasco; inicio con el PRD una marcha con destino al Zócalo de la Ciudad de México con 40 mil simpatizantes teniendo como resultado la anulación de las elecciones y la instalación de consejos municipales mixtos.
En el año 2000 Ricardo Monreal inició “La Marcha por la Dignidad de Zacatecas” a Los Pinos. Exigía al presidente Zedillo cumplir su palabra sobre la construcción de las autopistas que comunicarían a la entidad con Durango y Aguascalientes. Monreal se acompañó por 57 presidentes municipales y seis diputados locales. El contingente sumaba alrededor de 200 personas y tuvieron éxito.
El último éxodo registrado fue el del gobernador Javier Corral de Chihuahua, emprendió una marcha similar a la de Monreal, le llamó “La Caravana por la Dignidad y el Federalismo”, exigía un verdadero federalismo que otorgara a los estados del país los recursos de manera equitativa y sin sesgos políticos o de revanchismo.
Hoy la causa es otra, una de carácter social y humano, el derecho al agua se torna en una defensa por las comunidades. “La Marcha por el Agua” que convocó el Senador Gilberto Herrera tiene sustento y acaba de dar un golpe político y mediático que reconfigura el proceso electoral y la participación social, pone en jaque al gobierno de Mauricio Kuri y reposiciona las demandas históricas y más sentidas de las comunidades del semidesierto.
El asunto no es menor, son 21 localidades que componen la comunidad de Maconí de las cuales solo dos reciben el vital líquido, ellos pasaron por el proceso del Acueducto II con una deuda social importante, con impactos socio-ambientales vigentes al día de hoy y con la desaparición de cinco manantiales en la zona comunal de Piñones como una de las consecuencias más graves que hoy los mantienen sin agua.
Dice el gobernador Kuri que la marcha tiene “tintes políticos”, si la afirmación va en el sentido de que los colores políticos se asocian a una ideología política, que se utilizan como signo y símbolo de identificación, como afirmación identidaria que coincide con las banderas de una sociedad lastimada, pues si, lamento decirles que hay tintes que optan por las causas del pueblo y esta es una de ellas. El éxodo por el agua se inscribirá en los anales de la historia.
Ulises Gómez de la Rosa
Presidente Estatal de Acción Sí AC
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